Saturday, November 25, 2006

El Cake de Mamá


por Astrid Castedo Smit

Diciembre 2003



Despues de “producir” la presentación de Alberto LX, me pareció que seria una buena idea el recopilar unas cuantas recetas típicas de nuestras abuelas, pues las comidas siempre han sido el hilo que nos hilvana. En cada reunión familiar no nos puede faltar algo de comer y los cuerpos esbeltos de muchos de nosotros demuestran nuestra unidad! Desafortunadamente, a traves de los años esos platos típicos se estan dejando de reproducir y aunque sea en papel y en nuestras memorias tenemos que recordar la empanada de Tia Maria, el brazo gitano de Tia Sole, las croquetas de Tia Joaquina etc… pero estas tendrán que venir en próximos capitulos. En este, solamente transcribiré la receta del cake de abuela; ese cake que no podía faltar en todos nuestros cumpleaños y hasta en mi boda, hecho por Lucy Villalba con la receta de “El Cake de Mamá”. Esta, junto a otras, la encontré dentro de una lata de galletas que guardaba mi madre en su cocina. La idea de los relatos familiares me pareció que complementaba mi idea de las recetas, pero como nos faltan relatos y recetas, este será tan solo un borrador para el futuro “best-seller”

Me imagino que se preguntarán como es posible que yo, la que convenientemente se deshizo de la cocina en su casa, le interesen las recetas? Pues aunque practicamente solo sea un interes intelectual, Abuela me lo creó. Todas las tardes durante los veranos, mientras esperabamos que mi padre acabara de trabajar en la clinica dental de La Covadonga, y después de servirle a abuelo su café a los tres en punto, habia sentarse a ver La Cocina al Minuto. Abuela me obligaba a copiarle las recetas que daba Nitza Villapol, de cosas tan ridículas como “helado de cáscara de melón” aparentando que las faltas de alimentos no existían en la Cuba de los sesenta. A pesar que las recetas de esa mujer no servían, la pasion de Abuela por inventar comidas de la nada era tan contagiosa, que me llegó a desarrollar ese interés. Esa ingeniosidad de hacer “sirope de café” con azúcar y la borra después de una segunda colada; de colgar la unica cebolla que habia, dentro de una bolsita de tela para darle sabor a la sopa y después usar la misma cebolla en un sofrito; eso solamente se le ocurria a mi abuela…Sea este un pequeño tributo a su imaginación y su talento…

1 taza de mantequilla
2 tazas de azucar
4 huevos
1 taza de leche
1 cda. de vainilla
3 tazas de harina de castilla
4 cdta. de polvo de hornear Royal
1 cdta. de sal

Calentar el horno a 3500
Engrasar el fondo y los lados de 3 moldes redondos de 9 pulgadas y espolvorear con harina.
Cernir la harina antes de medirla sin darle golpes a la taza. Se miden las 3 tazas y se le añade el polvo de hornear y la sal, y se vuelve a cernir nuevamente.
Batir la mantequilla hasta que esté cremosa y asi se le añade poco a poco el azúcar; luego los huevos enteros, uno por uno, batiendo despues de cada uno. Ya que los huevos esten bien batidos, se le agrega la leche con la vainilla (aqui parece que la mezcla se corta, pero se une despues de añadirle los ingredientes secos.) Se le va agrgando la harina con la sal y el Royal y se baja la velocidad de la batidora para unirlo suavemente; o se hace a mano, envolviendo la harina con el resto de la masa .
Ya todo unido, se vierte en los moldes engrasados y se le hace una hondonada en el centro de la masa para que no suba en el centro al hornearse.
Hornear durante 30 minutos, teniendo cuidado de no abrir el horno hasta pasados los primeros 15 minutos. Se sabe si cocinó bien, cuando al pincharlo con un palillo sale seco.
Se dejan enfriar, se sacan de los moldes y se le pone mermelada de guayaba entre capa y capa.

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