Wednesday, November 29, 2006

Abuelo Damián











Por Gabriel Damián Pinilla


23 Diciembre 2005


Las memorias de mi niñez son pocas. No es decir que me faltara vivir momentos de alegría o reconocimiento de eventos importantes, pero siempre se me han escapado muchos detalles. Tal vez sea que siempre estuve en modo hiperactivo, y correteando a velocidades que han afectado mi habilidad de recordar las cosas con definición. Pero unas cosas si son claras, aunque a esas cosas también le faltan ciertos detalles. Y todavía otras partes de esas mismas memorias vienen de las historias que me han contado a travez de los años, sobre eventos de los cuales no hubiera podido formular ninguna memoria personal. Con esta pequeña contribución al libro de relatos, quisiera yo empezar algo que no puedo completar por falta de algunos detalles históricos. Pero este inicio se los regalo a todos ustedes, para que lo tomen como un pequeño primer capítulo, o tan si quiera un medio capítulo. Ya se que solo conozco pedazos de nuestras historias, y por eso les pido a ustedes que me ayuden a llenar los detalles. De esas cosas claras, la imagen de mi Abuelo Damián está indiscutiblemente fijada. La historia de Abuelo Damián, para mi, siempre fue un ejemplo del triunfo. Triunfo de un espíritu amable y compasivo. Triunfo de una fe en el valor del trabajo y la determinación. Triunfo en un sentido de honor y respeto a todas las personas. Y, más que nada, en el triunfo de la familia, la fuerza, y la lealtad. Dicho sencillamente, el triunfo de un ser humano verdaderamente bueno. Creo que todos nosotros, menos la ultima generación, conocemos la historia de Abuelo Damián. Y puede ser que esa historia se parezca mucho a los cuentos de una pluralidad de personas del mundo, y, por su puesto, de aquí de Miami. Pero también sabemos que tan especial fue Abuelo Damián, y por esa razón, el ejemplo de su vida no pierde ninguna de su importancia.

Nacido en 1912, en un pequeño pueblo de España que se llama Pobladura de Sotiedra,
rodeado por campos de trigo, Damián probablemente vivió una niñez típica para ese lugar y aquellos tiempos. Pero su vida a partir de más o menos los 15 años tomaría un camino distinto. En ese tiempo, educado a penas hasta el octavo grado, Damián sintió que el pueblo era un mundo limitado, y, deseando buscar fortunas y aventuras más grandes, aceptó la invitación de un tío a cruzar el mar. Al fin, Damián se encontró en La Habana, Cuba, donde comenzó a trabajar en la ferretería del tío, quien prometió alojar a Damián en la tienda, y pagarle un pequeño sueldo para que aprendiera el negocio y le ayudara en cualquier manera.

El tiempo pasó, y con su curiosidad y afinidad natural con las personas, Damián empezó a entender el negocio de ferretería, ayudando mas y mas, y cada día aprendiendo mas y mas. Alrededor de los años ‘50, ya tenia una familia preciosa y un trabajo exitoso - ya se había convertido en dueño, y alcanzado el puesto de Vice Presidente de una de las mas
grandes Ferreterías en Cuba, Feito y Cabezón. Y con el éxito de sus esfuerzos, Damián intento compartir con su familia las cosas buenas del mundo. Para Damián, una de las cosas mas importantes de esa categoría era la experiencia de viajar, específicamente a España, su Madre Patria. La familia viajo por 6 meses recorriendo todo el país, y conociendo íntimamente al pueblo de Damián, donde pasaron varios veranos, y donde nuestra familia todavía visita para saborear algo de nuestro pasado noble y sencillo.

Pero estos momentos ricos y llenos de seguridad no fueron para siempre. Todo en Cuba se convirtió en una pesadilla con la revolución del Primer día de Enero de 1959. La fortuna y la estabilidad, por las cuales Damián había trabajado tan duro, pronto desaparecieron. Damián, Antonia, Alberto, y Tere (todavía muy jóvenes los dos), con la ayuda de familiares y amigos, salieron de Cuba en 1961, y buscaron como vivir por los próximos años tan duros.
(Punto de información: La historia de como salieron de Cuba merece bastante mas detalle, a ver quien se apunta a relatarlo). Después de saltar por islas del Caribe y un tiempo en la Florida, los cuatro se encontraron en Puerto Rico, donde Damián consiguió la ayuda de un amigo, quien les dio donde vivir, y a Damián, un trabajo como ferretero. Damián convirtió la ferretería Roses en una de las más reconocidas en Puerto Rico, Desarrollando el negocio principalmente con su destreza y pericia en procurar piezas industriales especializadas. Particularmente, Damián fué reconocido en la industria por haber encontrado piezas esenciales para la construcción de el famoso radar de Arecibo, siendo clave su habilidad de obteneren Europa mecanismos muy difíciles procurar.

Después de muchos años en Arecibo, Damián, Antonia, y Tere al fin se mudaron a Miami para reunirse con el resto de la familia. Damián ahora dedicó su tiempo a ser un Abuelo dulce y ejemplar, ayudando a Martini y a Gabriel con muchas tareas, entre ellas enseñándonos todas las herramientas, y como se usaban; como encender y respetar una fogata; y, con su ejemplo, las virtudes de la educación, la amabilidad, el respeto a las personas, y la bendición que representa una familia unida.

En sus últimos años, Damián dejó el mundo de trabajo, de sacrificio, y de lucha. Nunca se encontraba sin una sonrisa en su rostro, y regresó a las memorias de su juventud y su niñez, hablando siempre de Pobladura, y viendo al mundo con la sencilla felicidad de un buda o de un santo.


En Memoria de Damian Pinilla Carmona. Agradezco mucho la ayuda de Astrid y de mi Padre en perfecionar el texto, y a mi Abuela Antonia y a Tia Tere por prestar tan buenas fotos.

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